sábado, 11 de junio de 2016

EN UN MUNDO DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL.....




Parece haber llegado la hora de la inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés). A partir del éxito de sistemas como “Watson” de IBM (el primero de AI en ganar el juego Jeopardy contra contrincantes humanos) y más recientemente el programa “Amelia” de IPsoft, la tecnología está precipitando cambios que pueden tener efectos de largo alcance sobre la naturaleza del empleo.


Emprendedores e innovadores insisten en que estos cambios marcarán el fin de la monotonía en el trabajo, pero las consecuencias podrían ir más allá. Según pronósticos de la consultora McKinsey, para 2025 la automatización podría reemplazar a unos 250 millones de trabajadores en todo el mundo. Mientras esto podría significar una reducción de tareas repetitivas y tediosas, también podría implicar que, sin una formación complementaria, muchos trabajadores serán despojados de los medios para desarrollar nuevas habilidades o bien comenzar su propio negocio. La mayoría de los análisis pone foco en los sectores obvios: trabajos de línea, ensamble u otros rutinarios, pero también impactara otros trabajos basados en la interpretación de datos predecibles, fácilmente reemplazables con inteligencia artificial. La tercerización también sentirá los efectos, gracias a que los costos de IT se recortaran en un 60% hacia 2017 a partir de estas nuevas tecnologías, según estimaciones de la firma Gartner, haciendo que menos empresas trasladen estos costos fuera de sus países.

Esto ha motorizado una enérgica conversación en los EEUU. El libro Rise of the Robots: Technology and the Threat of a Jobless Future del emprendedor Martin Ford ha llamado la atención de todo el espectro político. Algunas publicaciones de referencia como The Atlantic y Foreign Affairs han puesto el tema en sus portadas más recientes.

Para Ford, un futuro definido por la inteligencia artificial es inevitable. “Un cambio fundamental en la relación entre los trabajadores y las máquinas… cambiará definitivamente una de nuestras presunciones básicas sobre la tecnología: que las máquinas son herramientas que incrementan la productividad de los trabajadores”, escribe en su libro. “Sin embargo, son las máquinas las que están convirtiéndose en trabajadores, mientras la línea divisoria entre capital y trabajo se desdibuja como nunca antes.”

0 comentarios:

Publicar un comentario